II Domingo de PASCUA / A / 2020

Leer la Palabra de Dios

Leer la Hoja Dominical

 

 

Lectura Espiritual

Hay pocas almas perfectas, porque pocas hay que siguen la dirección del Espíritu Santo. La causa de que se llegue tan tarde o no se acabe nunca de llegar a la perfección, es el seguir casi en todo la naturaleza y el sentido humano, y que apenas se atiende al Espíritu Santo, a quien pertenece ilustrar, dirigir y enfervorizar. (Louis Lallemant).

Pretender llevar una vida de oración fundándonos tan solo en los esfuerzos de la voluntad presenta el riesgo de acabar en formulismo muerto… a menos que esté vivificada por la acción del Espíritu Santo. La letra mata; el espíritu vivifica. Todo cuando permanezca a nivel puramente terreno  ̶ por muy intensa que resulte dicha práctica ̶ , acabaría recibiendo la misma condena que encontramos en las palabras de Jesús: la carne en nada

Resulta triste comprobar que muchos cristianos  ̶ por otra parte comprometidos en su dedicación a Dios ̶ , no logran la felicidad del encuentro de intimidad con Él. ¿La causa? En muchos casos porque atienden casi en exclusiva los reclamos del sentido puramente natural, sin supeditarlos a los modos divinos de razonar, decidir, recordar, proyectar… Su valoración del actuar del Espíritu Santo es secundaria, y no se guían sino por la razón y el buen sentido. Y no es que eso esté mal, sino que resulta insuficiente para alcanzar la intimidad a la que estamos llamados.

Conducirnos tan solo por planteamientos de prudencia humana no lleva a las sublimes vías de la mística. No todos los que se determinan a seguir a Cristo con plenitud de entrega logran entrar por caminos de vida interior profunda. Es más, su número suele ser muy reducido. Lo habitual es que, incluso los buenos y virtuosos, no alcancen esas cotas.

Pero conformarse con la mediocridad no es remedio. Seríamos almas retardadas, según la expresión de Garrigou-Lagrange. Los psicólogos dirán que hay niños que no atraviesan con normalidad el punto de inflexión de su adolescencia y entonces, aunque por la edad ya no son niños, tampoco llegan al desarrollo de la siguiente etapa. Continúa su crecimiento biológico pero no el psicológico, y resultan entonces una suerte de enanos perpetuos.

Jesús era movido en todo por el Espíritu divino, y pudo decir que hacía siempre lo que era más grato a su Padre. Por eso, el camino para llegar pronto a muy alta vida de oración es atender a los modos sobrenaturales:

Algunos tienen hermosas prácticas exteriores y hacen gran número de actos externos de virtud, atendiendo del todo a la acción material. Bueno es esto para los principiantes. Pero es mucho más perfecto seguir el atractivo interior del Espíritu Santo y dejarse llevar por sus impulsos.

Ricardo Sada; Consejos para la oración mental